Graffiti Criollo

21.05.2014 15:53

Hablar de los inicios del graffiti criollo, en su más básica expresión como se describía en sus inicios en el imperio Romano, es hablar de la época de la violencia en Colombia; es hablar de las pendencias entre los partidos tradicionales, los rojos y los azules, los conservadores y los liberales, es hablar de los años 40. Con las matanzas de liberales y conservadores a manos de personas intransigentes, con la aparición de grupos de “limpieza social”, como “Los Pájaros” o “Los Chulavitas”, empezarón a parecer pintadas en las paredes de adobe cubiertas de cal, mensajes de violencia, de amenazas y de ajusticiamiento público, el graffiti criollo en suma, fue de un corte violento y con propósitos de desestabilización social y política.

Con el nacimiento del las guerrillas en Colombia como las FARC, ELN, EPL, M-19 entre otros; y la aparición en los claustros universitarios de movimientos de izquierda como la Anapo, Juventudes Comunistas, MOIR entre otros, los graffitis emigraron de los pueblos del sur occidente del país para localizarse en las ciudades principales, como Bogotá, Medellín y Bucaramanga. Los movimientos y marchas socialistas, el movimiento 5 de mayo y muchos otros eventos, empezaron a decorar las paredes de Bogotá mediante el uso de plantillas y pinturas de aerosol o spray, generalmente con imágenes del “Che Guevara”, del “Cura Camilo Torres”, como también de las siglas de los movimientos comunistas como el MOIR. Ante tales manifestaciones pictóricas de protesta, la sociedad urbanística empezó a identificar al graffiti como vandalismo, ejecutado por inadaptados sociales que les importaban más sus pensamientos particulares y no en el bienestar de la comunidad, ni de la estética urbanística de las ciudades

 

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